Dentro del Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, situada entre los municipios de San Nicolás del Puerto y Constantina, al norte de la provincia, se encuentra una pequeña localidad, El Cerro del Hierro, llamada así por ubicarse en su término municipal uno de los más curiosos parajes de la comunidad, que lleva el mismo nombre de la población, y que está declarado Monumento Natural.
El Monumento Natural del Cerro del Hierro se halla en un entorno espectacular, un escenario impresionante fruto no sólo de la naturaleza sino también de la mano del hombre, que se han aunado en este enclave consiguiendo un resultado no sólo de un gran atractivo, sino también de una gran importancia científica.
En esencia, el Cerro del Hierro consiste en una colina formada por roca caliza. La presencia de abundante hierro en las rocas que la conforman hizo que, ya antes de los asentamientos de los romanos en estas tierras, el cerro fuera explotado como mina de hierro, una explotación que se fue alargando al paso de los años, y que duró nada menos que hasta el pasado siglo.
Debido a las labores llevadas a cabo en el cerro durante tantos siglos con el objetivo de extraer el hierro, junto a la acción de la erosión que la lluvia y la nieve fueron provocando en las rocas calizas, se fue formando un paisaje espectacular e impactante, de una gran belleza, con corredores, agujas, simas, cavidades y otros fenómenos similares, todo ello con una gran variedad de formas y colores.
El origen de estas rocas calizas se explica si tenemos en cuenta que antiguamente el lugar en que ahora se enclavan fueron fondos marinos, por supuesto en épocas remotas, los cuales destacaban por su gran abundancia de arrecifes y esponjas, que fueron convirtiéndose en rocas calizas, depositándose los óxidos e hidróxidos de hierro en sus cavidades, y formando de esta manera vetas con una alta concentración de este mineral.
Si visitamos el Cerro del Hierro, no nos costará mucho retroceder hasta otras épocas de antaño, cuando las minas se encontraban en plena actividad, ya que quedan muchos restos de su infraestructura. Así, podremos aún contemplar la antigua vía del tren, que iba hasta la estación de Los Prados-Cazalla, hasta la cual se transportaba el hierro, actualmente convertida en Vía Verde, y cuyo recorrido podemos hacer cómodamente, ya sea a pie o en bicicleta.
El punto de partida de esta interesante ruta se encuentra en la localidad de Cerro del Hierro, habitada por muy pocos vecinos y dependiendo actualmente del municipio de San Nicolás del Puerto, y que es el enclave en el que vivían los mineros, su antiguo poblado. También se puede partir de la conocida como Casa de los Ingleses, en la cual vivían quienes gestionaban las minas y los ingenieros. El nombre se debe a que la mayor parte de ellos procedían de Escocia, lugar de donde llegaron a finales del siglo XIX.
Actualmente, el lugar no sólo atrae a senderistas y a aficionados a las rutas en bicicleta, que aprovechan esta Vía Verde de la Sierra Norte para las rutas, sino que también a los amantes de la escalada, que encuentran en las rocas calizas transformadas por la erosión un lugar ideal para la práctica de este deporte.
La flora de estos parajes es de una gran importancia, ya que entre las rocas calizas crece abundante vegetación. También en el interior de las antiguas minas, en sus pozos y pasillos laberínticos, brotan distintas plantas, especialmente helechos, algunas de las cuales están catalogadas como especies que se encuentran en peligro de extinción. Además, son abundantes las plantas que se adaptan y crecen sin ningún problema entre las rocas, entre ellas muchas plantas aromáticas, como el tomillo, la manzanilla amarga o el madroño. En lo que se refiere a los árboles, abundan los alcornoques, junto a otras especies.
En lo que a la fauna del lugar se refiere, tienen una gran importancia las aves, abundando también algunas especies de las consideradas en peligro de extinción, como la cigüeña negra o el búho real. Además, podremos observar fácilmente, en cualquier mes del año, otras como el gorrión chillón o el roquero solitario, mientras que algunas de ellas se pueden ver en determinadas épocas. Así, si vamos en invierno es muy posible que podamos contemplar algún ejemplar de acentor alpino, mientras que si nuestra visita se produce en primavera fácilmente veremos algún ejemplar de golondrina dáurica o de abejaruco.
Hablando de diferentes épocas del año, cabe comentar que, aunque siempre vale la pena visitar el Cerro del Hierro, sea cual sea la fecha, es aconsejable sin embargo que, por poco que se pueda, la visita tenga lugar en primavera o en otoño, ello debido al clima, ya que en verano podemos encontrarnos con temperaturas demasiado altas, y en invierno el problema es que algunos de los túneles de las minas se encharcan a menudo, lo cual dificulta el paso por ellos.
Como dato curioso, cabe comentar que las temperaturas en este lugar son muy bajas, habiéndose llegado a superar en invierno los 14 grados bajo cero. Ello ha provocado que la pequeña población de Cerro del Hierro sea conocida popularmente con el nombre de “la Siberia sevillana”. En verano, aunque por supuesto impera el calor, jamás se alcanzan las altas temperaturas propias de la provincia de Sevilla.
