Haciendo de frontera natural entre las comunidades catalana y aragonesa, separando las provincias de Lleida y Huesca, se encuentra uno de los parajes más impactantes de nuestra geografía: el conocido como Desfiladero de Mont-Rebei.
Este desfiladero, por el que pasa el río Noguera, delimita también dos comarcas, la del Pallars Jussá y la de la Ribagorza. Se trata de un espacio de un gran valor ecológico y medioambiental, ya que posee una riqueza incalculable en lo que se refiere a fauna y flora.
Se halla en los bellos escenarios de la Sierra del Montsec, atravesada por el mencionado río. En este lugar, el río se estrecha y discurre entre unas impresionantes paredes rocosas y totalmente verticales, que alcanzan los 500 metros de altitud, por un espacio relativamente estrecho, ya que en algunos puntos la anchura es de tan sólo 20 metros.
Se trata de un espacio que no deben perderse los amantes de los deportes relacionados con la montaña, como los escaladores, los espeleólogos o los aficionados al senderismo. Sin embargo, cabe advertir que en el caso de la escalada su práctica sólo puede realizarse desde el mes de junio hasta el mes de septiembre, ya que en el resto del año tiene lugar la crianza de aves en las rocosas paredes de sus montañas, por lo que dicho deporte sería un riesgo para la reproducción de dichos animales.
El recorrido por el desfiladero es espectacular y durante el mismo se puede disfrutar de unos paisajes únicos, que en algunos puntos van a impresionar al viajero, como también van a impactarle algunos tramos del camino, que se encuentra esculpido en la misma roca que forma las paredes del desfiladero. Pese a ello, el camino es bastante cómodo, y adherido a la pared hay un cable al que nos podemos sujetar, aunque de todas maneras se puede entender perfectamente que alguno se lo piense mejor y se vuelva para atrás.
Uno de los tramos más llamativos es el de las pasarelas, estructuras que han sido adosadas a las paredes de roca. En ellas se han instalado pasarelas construidas con madera y acero para que podamos acceder por ellas, con barandilla y de una anchura de unos 80 centímetros, y que, la verdad sea dicha, a pesar de la completa seguridad que ofrecen, también impresiona lo suyo encontrarse encima de ellas, no siendo muy aconsejables para aquéllas personas que padezcan vértigo. Hemos de pensar que salvan desniveles de hasta 50 metros en vertical. También cabe señalar como otro de los atractivos el puente colgante que se encuentra encima del conocido como Barranco de Sant Jaume, del cual hemos de saber que, cuando lo crucemos, tendremos 40 metros de vacío bajo nosotros.
Se trata sin duda de una de las rutas más espectaculares y emocionantes que podemos hacer en estas comunidades, aunque, pese a ello, el hecho de realizarla se encuentra al alcance de la mayor parte de personas, simplemente guardando las medidas de prudencia normales y lógicas. Hemos de tener en cuenta que hay gente que incluso se atreve a realizarla en bicicleta, aunque no aconsejamos a nadie que no sea un verdadero experto que se lleve tal vehículo para el recorrido.
Hemos de saber que este camino sirve para unir algunas localidades aragonesas y catalanas, que antiguamente disponían ya de otro camino, pero que, al construirse, en el año 1960, el Embalse de Canelles, quedó sumergido bajo las aguas, dejando incomunicados durante años a dichos municipios.
El recorrido tiene una longitud, en línea recta, de unos 4 kilómetros, y empieza en Montfalcó, en la provincia de Huesca. Se trata de un pequeño pueblo abandonado situado en un magnífico enclave con unas espectaculares vistas al pantano, y en el cual no debemos dejar de visitar su hermosa Ermita de Santa Quiteria, cuyo enclave es además un auténtico mirador a las tranquilas aguas del embalse.
Empezaremos buscando la fuente del pueblo, para lo cual deberemos pasar por un agradable sendero lleno de quejigos, y, una vez encontrada aquélla, seguiremos por un bosque que enseguida veremos que va transformándose en un pinar. Encontraremos seguidamente el conocido como Barranco de las Tarteras, que deberemos cruzar, y a partir de aquí no tardaremos en darnos cuenta de que estamos ya muy cerca del río y que el camino empieza a descender.
Es aquí cuando vamos a encontrar el primero de los tramos de escaleras, el cual salva un desnivel vertical de 33 metros. Seguidamente veremos ya el segundo tramo, el cual salva un desnivel de 50 metros, y está estructurado en forma zigzagueante. Aunque no es difícil, por supuesto se recomienda ir concentrados en el camino que estamos haciendo y ser prudentes.
Al final de las pasarelas, veremos que nos hallamos en un escarpe, desde el cual deberemos bajar hasta el puente colgante. A través de él, pasamos ya a tierras catalanas. Una vez cruzado, seguiremos un pequeño sendero que se encuentra conectado con el GR-1, siguiendo el cual podremos recorrer todo el desfiladero de Congost Mont-Rebei.
Para ello pasaremos por el ya citado sendero que se encuentra excavado en las rocas, un tramo que resulta impresionante, incluso una pesadilla para más de uno que no lo esperaba en absoluto tal cual es. Iremos siguiendo el camino hasta encontrar el puente que se encuentra instalado encima del conocido como Barranco Fondo, que es el punto que pone fin al itinerario de ida. A partir de aquí deberemos volver por donde hemos venido, hasta llegar nuevamente a la pequeña localidad de Montfalcó.
