Una buena idea, tanto para clientes como propietarios, es tematizar sus vacaciones y escapadas: estancias originales que pueden servir para renovar la oferta de un alojamiento o para pasar unos días inolvidables. Halloween es una oportunidad única para revitalizar el otoño.
El terror vende y no sólo en el cine, también en vivo y en directo. Son muchos los establecimientos temáticos que ofrecen cenas aterradoras o pasar la noche en vela pendiente de los fantasmas.
Un alojamiento rural puede optar por renovarse aprovechando la festividad de Halloween para organizar actividades relacionadas con el intercambio de papeles entre vivos y muertos.
El Samhain celta
Se trata de una festividad que, hasta hace poco, se celebraba en EEUU, México y Canadá pero que la globalización cultural ha llevado a todo el mundo.
La noche del 31 de octubre, el Año Nuevo Celta comienza (el Samhain), momento en que la línea que une el mundo de los vivos y el de los muertos deja pasar tanto espíritus bienintencionados como malignos. También es el final de las cosechas y el comienzo de la estación oscura.
Los disfraces relacionados con la muerte y el terror responden a la intención de los vivos de hacerse pasar por espíritus malignos para evitar que los verdaderos les hagan daño.
Día de Todos los Santos
La cristianización de las festividades paganas convirtió los ritos en torno a la cosecha y los solsticios en celebraciones dentro del ámbito católico. Así, la iglesia adaptó estas tradiciones en el Día de Todos los Santos, que se celebra el 1 de noviembre.
En definitiva, se trata de una noche especial en la que se acercan el mundo de los vivos y el de los muertos, una ocasión única para aprovechar las características de los alojamientos rurales más antiguos para generar terror en sus habitantes y que pasen una noche de miedo.
