Uno de los espacios naturales más espectaculares no sólo de la comunidad Navarra, en la que se halla, sino de toda la península, lo encontramos dentro del término municipal de Baquedano, en pleno corazón del Parque Natural de Urbasa Andía. Se trata del Nacedero del Río Urederra, conocido como el “Paraíso del Agua”.
Baquedano es una pequeña y tranquila localidad navarra cuyo censo ronda los 150 vecinos, y que pertenece al municipio de Améscoa Baja, formando parte de la comarca de Estella Oriental. Se sitúa a 654 metros de altitud sobre el nivel del mar, distando de la capital de la comunidad, la ciudad de Pamplona, 63 kilómetros.
En sus afueras, en la Sierra de Urbasa, tiene lugar el nacimiento del río Urederra, que tiene un recorrido de 19 kilómetros hasta que llega al río Ega, un afluente del Ebro, en el cual vierte sus aguas.
El nacedero es el manantial en el que las aguas del Urederra surgen de la tierra, creando un paraje espectacular, un escenario que parece surgido de un cuento. Además del gran atractivo de este lugar, cabe resaltar su gran valor medioambiental y ecológico, por lo que se trata de un espacio protegido, donde está prohibido bañarse, constituyendo la Reserva Natural del Nacedero del Río Urederra.
El viajero que llega hasta el nacedero queda impresionado por su gran belleza, al toparse ante un paraje en el que el agua y la luz se combinan perfectamente, creando una atmósfera mágica e irreal. Entre la espesa vegetación y las hojas de sus árboles, la luz solar se filtra creando un escenario en el que dominan los tonos verdes, que contrastan perfectamente con el azul turquesa de las aguas del Urederra, un nombre muy acertado si tenemos en cuenta que tal vocablo significa, en el idioma vasco, “agua hermosa”. A todo ello se le ha de sumar el relajante ruido del agua al caer, que durante la época de invierno, cuando hay tormenta, se convierte en estruendoso.
La primera salida de agua tiene lugar en una gran pared vertical, un cortado de más de 700 metros de altitud, ocasionando una espectacular cascada. A partir de aquí, nos encontramos con una sucesión de cascadas y pozas de aguas nítidas y cristalinas, de un color turquesa difícil de ver en otros lugares. Hasta tal punto es así que este espacio es calificado por muchos como el “Caribe Navarro”. Sin embargo, cabe comentar que con el color de las aguas termina la semejanza, ya que estas aguas son muy frías. Solamente hemos de tener en cuenta que durante los meses de verano se encuentran a una temperatura de 10º.
Podemos disfrutar de una atractiva vista de esta cascada desde un mirador que se encuentra en el lugar, desde el cual podremos también observar que hay una cueva en la roca.
Para llegar al nacedero tendremos que tomar un sendero que parte de la localidad de Baquedano, en concreto del aparcamiento que se encuentra a la entrada de la población, y que discurre siguiendo el curso del río, por supuesto en dirección contraria, hasta llegar al nacedero. Es una agradable excursión de unos 5’5 kilómetros, no teniendo dicho sendero ninguna dificultad, y encontrándose perfectamente señalizado.
Para quienes deseen realizar la conocida como Ruta de las Cascadas de Baquedano, sumamente recomendable, hemos de tener en cuenta que el recorrido es de unas tres horas y media, una duración que incluye la ida y la vuelta.
A lo largo del camino encontraremos otro mirador, así como dos puentes de madera, junto al segundo de los cuales se encuentra una de las dos cascadas más grandes de la Reserva Natural del Urederra. Se trata de la Cascada del Tubo, también conocida con el nombre de Cascada de la Cola de Caballo, muy caudalosa, especialmente en la epoca de invierno, y considerada por muchos como la más bella del nacedero. La otra es la llamada Cascada del Elefante, la mayor de todas ellas con sus 30 metros de caída, cuyo ruido puede oírse en toda la reserva.
Durante dicho recorrido nos daremos cuenta de que, además de la espectacular belleza paisajística de la zona, ésta dispone de una gran riqueza en cuanto a flora y fauna se refiere. Durante todo el camino nos rodearán un gran número de ejemplares de hayas, robles, arces, tilos, avellanos y muchas otras especies. En cuanto a la fauna, abundan algunos mamíferos como el gato montés, el tejón o el jabalí, aunque serán las aves lo que más fácilmente podremos ver, con especies como los buitres, los halcones o los alimoches.
También quedaremos sorprendidos, a lo largo del sendero, del gran número de fuentes naturales que surgen entre las rocas que hay en el mismo, un agua fresca que podemos beber, y en la que no podremos resistirnos a meter los pies, debido a su extrema nitidez.
Con el objetivo de proteger la Reserva Natural, el aforo diario de visitantes a la misma se encuentra limitado, por lo que es aconsejable reservar las entradas con anticipación, lo cual puede hacerse pinchando aquí o en la caseta de información que se encuentra situada junto al aparcamiento del que parte la ruta hacia el nacedero, donde las encontraremos a la venta hasta que se haya cubierto el cupo diario de visitas.