Los pueblos negros se encuentran dentro de la provincia de Guadalajara, concretamente entre las sierras de Ayllón y Somosierra. Es la llamada “arquitectura negra”, nombre que procede, como podemos suponer, del color negro que presentan sus construcciones, hechas con pizarra, y que no sólo abarca las viviendas de dichos pueblos sino todas las edificaciones posibles, como las que se hacen para guardar en ellas los rebaños o incluso las mismas calles, puentes o fuentes.
Es una arquitectura perfectamente integrada en el entorno natural en el que se halla, y de ello procede posiblemente gran parte de su atractivo. Son construcciones hechas por personas humildes, con los recursos que la naturaleza ha puesto a su alcance, como las piedras negras y la pizarra, y que tienen esta belleza especial que sólo se desprende de las cosas sencillas.
El conjunto de estos pueblos desprende un gran interés arquitectónico. Pero no sólo esto, sino que también tiene un gran valor paisajístico y, por supuesto, etnológico, lo que ha conducido a que se haya puesto en marcha el proceso necesario para que sea declarado por parte de la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Las viviendas de estos pueblos suelen tener unas características muy comunes a todas ellas, habiéndose construido teniendo en cuenta los duros y fríos inviernos de la zona. Así, sus casas se caracterizan por sus gruesos muros y sus estancias de pequeñas dimensiones, exceptuando algunas que son espaciosas y que están reservadas para poner en ellas la cocina y la chimenea. Las ventanas son pequeñas, y la guinda la ponen sus grandes chimeneas, formando todo ello un conjunto de gran belleza. Muy característico es también el hecho de que dichas casas tienen algunas estancias reservadas para los animales.
La Ruta de los Pueblos Negros es una opción muy acertada para pasar un interesante fin de semana, conociendo estas peculiares localidades, tanto sus atractivas construcciones como sus costumbres, sus gentes y su patrimonio, que, a pesar de ser poblaciones muy pequeñas, en algunos casos conseguirá sorprendernos.
Quienes deseen realizar tal ruta, un buen lugar para empezarla es el municipio de Tamajón, en la Serranía de Guadalajara, un pequeño pueblo cuyo censo no alcanza los 200 vecinos, donde, en la misma entrada a la localidad, ya podremos ver un majestuoso edificio, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una bella construcción de estilo románico. Muy cerca de la plaza podemos ver otra muestra de su legado, el Palacio de los Mendoza, de estilo plateresco y levantado en el siglo XVI. En el lugar hubo antiguamente un castillo árabe, conocido con el nombre de El Castillejo, del que actualmente sólo quedan los vestigios. A unos 2 kilómetros de la localidad podemos ver también la Ermita de la Virgen de los Enebrales, enclavada en un hermoso paraje llamado “Ciudad Encantada de Tamajón”.
Seguidamente podemos dirigirnos hasta la localidad de Campillejo, una pequeña aldea donde podemos pasear por sus tranquilas y solitarias calles contemplando sus típicas viviendas y su bonita iglesia, que ha sido restaurada recientemente. Y de Campillejo a El Encinar, otro pequeño núcleo urbano que se enclava junto al Pico Ocejón, y en el cual, además de sus muestras de arquitectura negra, no deberíamos dejar de visitar en sus cercanías un paraje natural de gran belleza, la Cascada del Aljibe, un doble salto de agua que forman las aguas del río Soto al unirse a las del Jarama.
El siguiente municipio al que nos dirigiremos es Campillo de Ranas, pudiendo también visitar sus despoblados, La Vereda, El Vado y Matallana, todos ellos significativas muestras de la arquitectura negra. Además, en los alrededores encontraremos parajes tan impresionantes como el nacimiento del río Jarama, el Valle del Arroyo del Sotgo o dos importantes hayedos, el de la Tejera Negra o el de Montejo de la Sierra.
Robleluengo es la próxima localidad a la que nos desplazaremos, un pequeño pueblo rodeado de huertos en el cual destaca su iglesia románica y su atractiva plaza, así como los hornos de sus viviendas, tanto interiores como exteriores. En los alrededores de la población llamará nuestra atención un valle lleno de robles centenarios que es cruzado por el río Jaramilla, formando un bucólico escenario.
Nuestra siguiente parada es en un enclave que posiblemente sea de los más bonitos de la ruta, el municipio de Majaelrayo, ubicado ya en la Sierra Norte. Veremos sus corrales y los patios delanteros de sus viviendas, con sus porches y balcones, delimitadas con vallas construidas con pizarra, todo un conjunto que es una magnífica muestra de la arquitectura popular de los pueblos negros. En sus alrededores podemos también disfrutar de parajes espectaculares como la Cascada de la Matilla.
La próxima localidad es Valverde de los Arroyos, uno de los más emblemáticos de la ruta, con su hermosa Plaza Mayor y las atractivas balconadas de madera que podemos admirar en sus viviendas. Además, su entorno natural, con una gran abundancia de agua, fuentes y manantiales, es maravilloso, con rincones tan hermosos como la Chorrera de Despeñalagua, que no podemos dejar de visitar.
Nuestra próxima parada, y ya la última, será Almiruete, una pedanía de Tamajón, en la que vale la pena detenerse para contemplar su Iglesia de la Asunción, de estilo románico, y sus espectaculares alrededores, donde podremos ver extensiones de sabinares, además de enclaves bellísimos como la Peña del Reloj, el Pozo de los Ramos o las Hoces del río Sorbe.
Antes de nuestra vuelta a casa deberíamos disfrutar de alguno de los platos que forman parte de la gastronomía de este lugar, como las gachas, las migas, sus excelentes embutidos, los cangrejos y truchas de sus ríos, sus exquisitas carnes, entre las cuales destacan las de caza menor como la perdiz, la codorniz o la liebre, así como también su prestigiosa carne de cordero.
