A través la carretera AS-25, típica carretera estrecha que unen las pequeñas localidades Asturianas, llegamos a la localidad de Oneta donde comienza la ruta, a unos 21 kilómetros de Navia. Se trata de una ruta sencilla hasta la primera cascada, corta y que se puede realizar con niños, aunque el final tramo no es apto para carritos de bebés. Nada más llegar a Oneta, ya vemos señalizaciones que nos indican por dónde ir.
Podemos ya ir observando el entorno rural que nos rodea, en construcciones típicas de la zona como son los hórreos.
Al salir del núcleo urbano de Oneta nos encontramos otro indicativo, que da comienzo ya a una pista de tierra.
Una vez tomamos el camino de tierra, vemos al fondo la localidad de Oneta.
Enseguida, el camino comienza a descender y la ruta toma un encanto especial, abriéndose paso entre la vegetación, donde ya se empieza a oír el discurrir del agua del río Oneta.
En un tramo sin complicaciones para los más peques de la casa, aunque siempre teniendo cuidad con las piedras y desniveles del camino (no apto para carritos de bebés), llegamos a la primera de las tres cascadas, llamada la Firvia /Firbia, la cual tiene una caída de más de 20 metros de altura.
El entorno natural alrededor de la cascada es fabuloso, donde el sol se deja entrever por los alisos, sauces, fresnos y demás vegetación. Un rincón muy especial del concejo de Villayón, al que pertenece Oneta. Se puede acceder el mismo pozo, aunque hay unas piedras grandes y troncos que hay que salvar con cuidado, porque suelen tener musgo y ser resbaladizas. Ni que decir, que el agua está helada.
La cascada se aprecia desde diversos ángulos y lugares, por lo que no es necesario llegar hasta el mismo borde. Además se puede apreciar entre la fauna del lugar, nutrias y mirlos, entre otros animales.
Aguas abajo, se encuentran las otras dos cascadas, pero un cartel nos advierte que son de más difícil acceso y hay que extremar las precauciones, por lo que al ir con niños pequeños, decidimos no ir y dar un paseo por los alrededores de esta cascada, disfrutando un rato del entorno maravilloso.
No obstante, unos pocos metros más adelante, nos encontramos con el Molín de Abaxo. Se trata de un molino de rodezno y cubo. Este tipo de molinos de transmisión directa, eliminaban los complicados órganos de transmisión de los ingenios de rueda vertical.
Sin duda, una ruta muy recomendable, para toda la familia, aunque si se va con los más peques de la casa, mejor llegar sólo hasta la primera cascada. Aun así, merece la pena.