Santillana del Mar es un municipio que se encuentra formando parte de la comunidad de Cantabria, situándose al norte de la misma, a tan sólo 6 kilómetros de la costa cantábrica. A pesar de tratarse de un municipio pequeño, con poco más de 4.000 habitantes, es posiblemente el punto que más afluencia turística atrae de toda la comunidad, lo cual es debido a muy diversos motivos.
Uno de estos motivos es, sin ninguna duda, la situación estratégica del municipio, ya que se encuentra en un punto ideal para conocer desde él los más interesantes lugares y los más bellos parajes de la comunidad. Así, además de estar tan cerca de la playa, como hemos comentado, se encuentra a tan sólo 30 kilómetros de la capital comunitaria, la interesante ciudad de Santander, que dispone de un patrimonio de una gran riqueza, así como de una buena oferta cultural y de ocio. También se halla cerca de otras localidades muy atractivas para el viajero, como Comillas, a 16 kilómetros, o San Vicente de la Barquera, a 30 kilómetros.
Asimismo, desde la localidad se pueden visitar interesantes espacios naturales, sin grandes desplazamientos, como el Parque de la Naturaleza de Cabárceno, a 30 kilómetros, la Cueva El Soplao, a 48 kilómetros, o los majestuosos Picos de Europa, a 70 kilómetros.
Otro de los motivos que atraen a los visitantes hacia la localidad es su gran patrimonio histórico. Todos sabemos que en sus afueras se encuentran las Cuevas de Altamira, situadas en una colina, con unas pinturas rupestres tan perfectas que provocaron, en el momento de su descubrimiento a finales del siglo XIX, algunas polémicas, ya que muchos expertos no podían creer que tal perfección pudiera ser obra de quienes vivieron en la época de la Prehistoria. La Cueva, actualmente dentro del recinto del museo del mismo nombre, está declarada Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Santillana del Mar dispone además, dentro de su casco urbano, de un interesante legado arquitectónico, que nos demuestra la importancia que en épocas pasadas tenía esta pintoresca villa medieval, en la que se respira historia por todos los rincones, pero que, sin embargo, ha sabido evitar anclarse en el pasado, desarrollándose como una localidad de cara al futuro, un municipio moderno con una gran oferta cultural, en perfecta armonía con las obras que forman parte de su espléndido pasado.
Entre dichas obras hemos de hacer mención especial en su Colegiata de Santa Juliana, del siglo XII, enclavada en un punto en el que anteriormente había existido un sencillo monasterio levantado por monjes, y declarada Monumento Nacional. De ella cabe destacar la iglesia y su claustro, siendo de gran valor su retablo mayor, que data del siglo XV, de estilo gótico-flamígero.
Otra de las obras importantes de Santillana es su Palacio de Peredo, conocido también con el nombre de Palacio de Mijares, declarado Bien de Interés Cultural y hoy en día en manos privadas, propiedad de tres personas, una de las cuales es el actor Antonio Resines.
Encontramos aún en la localidad otra interesante construcción palaciega, el Palacio de Viveda, conocido popularmente con el nombre de “palacio del chon de oro”. Se trata de una construcción renacentista del siglo XVII, una gran casona montañesa ubicada encima de una colina, en las afueras, desde la cual se puede disfrutar de unas espectaculares vistas del Valle del Besaya.
La Casa Torre de los Calderón de la Barca es otra de las obras que conforman el patrimonio histórico del municipio. Se trata de un conjunto arquitectónico de estilo románico formado por una torre medieval del siglo XII y un palacio del siglo XVII, construido por parte de la familia que le da nombre, cuyo miembro más representativo es el conocido escritor Pedro Calderón de la Barca, autor, entre otras obras, de “La vida es sueño”.
Muchas más son las obras que forman parte del legado de Santillana del Mar, especialmente casonas y palacios, imposibles de relacionar aquí. A modo de ejemplo, citaremos aún otras como el Palacio de Velarde, la Casa de los Quevedo, la Casa de Cossio, la Casa de la Archiduquesa, la Torre del Merino, la Torre de Don Borja, el Palacio Barreda-Bracho o el Convento de las Dominicas, entre muchos otros, que convierten la localidad en un impresionante museo al aire libre.
Un espacio al que no debemos dejar de acercarnos, especialmente si viajamos con niños, es el Zoológico y Jardín Botánico de Santillana del Mar, conocido popularmente con el nombre de “el Zoo de Santillana”, creado a finales de la década de los 70, y situado en la entrada del municipio. En él podremos ver más de 2000 animales, además de un gran número de árboles y arbustos, de distintas especies. El jardín botánico se divide en tres espacios: el llamado Jardín de las Mariposas, muy vistoso y con toques exóticos, el Parque Cuaternario, en el que podemos ver especies de hace más de 14.000 años, y La Granja, con un gran número de animales domésticos.
A poca distancia de la localidad se encuentra la Playa de Santa Justa, que forma parte de su término municipal, un bello rincón con arena dorada y fina y aguas transparentes, con un oleaje muy leve, rodeada de vegetación y en un atractivo entorno natural, un lugar ideal para un agradable día.
Antes de la vuelta a casa, no deberíamos dejar de comprar, en alguna de las muchas tiendas que encontraremos en el municipio, alguno de sus exquisitos productos típicos, como quesos, sobaos, quesadas o alguna “tableta con leche”, que es el nombre que le dan a sus populares bizcochos.
