Uno de los yacimientos más importantes de nuestro país lo encontramos en la comunidad de Castilla y León, en la localidad de Montejo de Tiermes, situada a 42 kilómetros de su capital provincial, la ciudad de Soria.
Montejo de Tiermes es un pequeño y tranquilo municipio, cuyo censo no alcanza los 200 vecinos, y que forma parte de la comarca de Tiermes-Caracena, ubicándose a 1157 metros de altitud sobre el nivel del mar y por la cual discurre el río Pedro. Se encuentra casi lindando con las provincias de Segovia y Guadalajara.
El yacimiento en cuestión no es otro que el conocido con el nombre de Yacimiento de Tiermes, una ciudad romana que se halla a 7 kilómetros de Montejo de Tiermes. La ciudad se encuentra completamente excavada en la roca, y se sitúa a una altitud sobre el nivel del mar de 1200 metros, abarcando el territorio que va desde la cabecera del valle del Duero hasta el valle del Tajo. Se tiene constancia, por los diferentes restos encontrados en la zona, de que en este lugar hubo asentamientos humanos ya desde la Edad de Bronce, época a la que pertenece el poblado de Carratiermes, hallado en la zona.
En la época de los celtíberos dichos asentamientos habían aumentado considerablemente, de lo cual nos dejan constancia algunos hallazgos como la necrópolis de Carratiermes o el oppidum de Termes. Un oppidum es un lugar elevado que se utiliza para defenderse de cualquier posible ataque, dotándolo de elementos que refuerzan las defensas naturales que éste ofrece.
Pero es en la época romana en que el lugar alcanza su época de esplendor, pasando la ciudad a alcanzar la categoría de “municipium” durante la época de Tiberio. Tiermes llega entonces a conseguir una gran prosperidad, y su economía experimenta un gran auge, debido sobre todo a la explotación de algunos yacimientos mineros de las proximidades, sobre todo de hierro, así como a la ganadería , especialmente la ovina.
Esta época dorada se traduce en la construcción de un sinfín de edificios, entre ellos dos foros, un acueducto, un teatro, termas y un gran número de edificios públicos, así como un gran desarrollo de la infraestructura de sus calles y plazas. Los expertos incluso afirman que en esta era de esplendor, que se sitúa entre los siglos I y II d.C, Tiermes llegó a acuñar sus propias monedas.
Una de las características de la ciudad romana de Tiermes es la técnica que se usó para la construcción de los edificios, que podríamos calificar de “rupestre”, ya que, como hemos mencionado, se excavó la roca para dichas construcciones. A finales del siglo III, se construyen las murallas de la ciudad, y parece que el esplendor de la misma dura hasta la segunda mitad del siglo IV d.C.
Con los visigodos Tiermes sigue manteniendo gran parte de su importancia, aunque ésta empieza a decrecer. En esta época se construye la Iglesia de Santa María de Tiermes, así como el Monasterio del mismo nombre, actualmente desaparecido.
Durante la época de la invasión musulmana, la ciudad experimenta un gran abandono. Después de la Reconquista se intentó volver a darle el auge perdido, pero no se consiguió. Fue entonces cuando sus habitantes empezaron a marcharse, dispersándose por distintas localidades vecinas, hasta que en el siglo XVI queda completamente abandonada.
Actualmente en el yacimiento nos quedan diversas edificaciones, como su iglesia de Santa María, de estilo románico, que al caer la ciudad en el abandono pasó a convertirse en ermita, y en la cual, hoy en día, tienen lugar dos romerías al año, una el 12 de octubre y la otra el primer sábado del mes de junio. Es un templo de una sola nave, destacando en su puerta de entrada unos capiteles en los que aparece una escena con Adán, Eva y la serpiente.
Otro de los elementos que podemos contemplar es una de las antiguas entradas a la ciudad, conocida como Puerta del Sol, construida en la roca, y de la cual llama la atención su grosor, nada menos que dos metros y medio. Se cree que fue construida en el siglo I a.C. Otro de los accesos a la ciudad es la Puerta del Oeste, por la cual sólo podían pasar los peatones.
La Puerta del Sol nos comunica con el llamado Graderío Rupestre, una amplia extensión de terreno en el que hay gradas talladas en la roca. No se sabe a ciencia cierta cuál era su finalidad, aunque se supone que para la contemplación de espectáculos o deportes.
En nuestro recorrido podremos ver también los vestigios de unas termas, así como varias casas construidas en las rocas, algunas de dos plantas, habiéndolas incluso con sótano. Destaca la llamada Casa del Acueducto, con una extensión de 1800 m2 y unos valiosos murales en sus paredes.
Muy interesante es poder ver los canales por los que se abastecía a la ciudad de agua, la cual provenía del Acueducto, así como también el depósito en la que el agua se guardaba, el llamado Castellum Aquae, que mide 46 metros de largo y 32 de ancho, mientras que su altura es de 4 metros y medio.
Cabe destacar también el Foro Imperial, que se sitúa junto a la ermita, en el cual se produjo un importante hallazgo, los restos de un templo construido en el año 20 d.C.
No debemos dejar de visitar el Museo Monográfico de Tiermes, que completará nuestro recorrido por la ciudad romana. En él encontraremos expuestos los últimos hallazgos que han tenido lugar en la zona, y monográficos que nos cuentan cómo vivían antaño los habitantes de Tiermes, así como algunas exposiciones, tanto permanentes como temporales.
