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turismo rural en Valladolid

Valladolid es tierra de castillos. Esta provincia es una de las regiones europeas con más fortalezas: más de 30 castillos repartidos por tierras vallisoletanas que son prueba palpable de su extraordinario patrimonio histórico y cultural. Fortificaciones que destacan en la horizontalidad del relieve de Valladolid, la única provincia que carece absolutamente de montañas.


Pero a pesar de esa horizontalidad, el paisaje no es igual en toda la provincia. Toda una variedad de rincones y parajes se despliegan por Valladolid, desde las llanuras cerealistas de Tierra de Campos, hasta las llanuras boscosas de Tierra de Pinares, pasando por el verdor de vegas y campiñas, valles y altiplanos.


Particularmente interesante es la relación de esta tierra con el vino. Con sus grandes extensiones de viñedos, Valladolid tiene el mayor número de denominaciones de origen de España: Ribera del Duero, Cigales, Toro, Rueda y Tierra de León. Por eso se aconseja una visita al Museo Provincial del Vino, sito en el famoso castillo de Peñafiel, en el corazón de la ribera del Duero. .


Y es que el enoturismo es una de las grandes ofertas para aquellos turistas que quieran c combinar gasronomía, paisaje y naturaleza, patrimonio artístico, artesanía, ocio, fiestas y tradiciones. .


En el plano cultural, Valladolid es también un importante referente con importantísimos centros artísticos e históricos, destacando la presencia de tres de las casas museos más importantes de España: Casa Museo de Zorrilla, Casa Museo de Cervantes y Casa Museo de Colón, las tres, en la capital. .


Pero además de la de los castillos y las enológicas, Valladolid ofrece toda una variedad de rutas: culturales, temáticas, fluviales, ornitológicas, para caminantes y, por supuesto, la gran ruta a su paso por esta provincia, el Camino de Santiago. .


A través de esta variedad de rutas podemos descubrir no solo las riquezas monumentales, histórico-artísticas y culturales de la capital, sino también los encantos de muchos pueblos de la provincia, descubriendo joyas arquitectónicas como las que guardan Urueña (su castillo y recinto amurallado) o Tordesillas (monasterio de Santa Clara o las llamadas casas del Tratado). .


Y, por supuesto, estas rutas son también una buena forma de descubrir la gastronomía vallisoletana, en la que el plato estrella es el lechazo asado en horno de leña, sin olvidar el cabrito y el cochinillo, además de otras carnes de caza mayor y menor como el jabalí, la liebre, la perdiz, la codorniz, etc. Y, cómo no, toda buena comida aquí debe ir acompañada por un buen trozo de pan de la tierra, de gran tradición, y algún vino de las cinco denominaciones de origen vallisoletanas.