Uno de los parajes más impresionantes de nuestra geografía es el Cañón del Río Lobos, un espacio protegido declarado Parque Natural, situado en Castilla y León
Se trata de un cañón que se sitúa en las sierras que se encuentran entre la Meseta y la Cordillera Ibérica, y que se ha ido formando a lo largo de los siglos por la acción de la erosión del agua del río, que ha formado un paisaje mágico y espectacular. La erosión ha sido doble, sufriendo el efecto de la misma no sólo las paredes rocosas entre las que discurre el río sino también su lecho, y ha provocado que cedan algunas cuevas subterráneas, dejando al descubierto a los lados del cañón algunas zonas cóncavas, las cuales, debido a los teñidos de agua y óxido resultan muy vistosas y dan un gran atractivo al paraje.
El río Lobos nace en la provincia de Burgos, concretamente en el término municipal de la localidad de Mamolar, en una zona conocida con el nombre de Mata Blanca. Es uno de los ríos pertenecientes a la cuenca del Duero. A pesar de que nace en Burgos, donde ya se encajona entre las rocosas paredes que lo flanquean, discurre en su mayor parte por la provincia de Soria. Son 25 kilómetros, hasta que vierte sus aguas en el río Ucero, un afluente del río Duero.
Aunque para llegar hasta el Cañón existen varios accesos, el más usado es el que parte de la localidad soriana de Ucero. En dicho municipio es donde además se sitúa el Centro de Interpretación del Parque, que encontraremos en el interior de un antiguo molino. No debemos desaprovechar la ocasión en Ucero de acercarnos hasta su mirador, conocido con el nombre de La Galiana, desde el cual vamos a poder contemplar una panorámica de este espacio protegido espectacular, al poder observar todo el Parque desde el mismo borde del acantilado.
Una vez dentro del Parque, encontraremos otros miradores, como el Mirador de las Gullurías o el Balconcillo del río Lobos, a todos los cuales vale la pena acercarse, ya que desde cada uno podremos disfrutar de una perspectiva diferente del Parque.
La zona que más se suele visitar dentro del Parque es la explanada situada frente a la llamada Cueva Grande, donde también se encuentra el Colmenar de los Frailes, un hueco formado en el acantilado que eran usados por los monjes templarios que habitaban en la Ermita de San Bartolomé, situada al pie de dicho Colmenar.
Dicha Ermita, perteneciente como hemos dicho a la Orden del Temple, es un bello edificio de sencillas líneas, perfectamente integrado en el entorno natural que la rodea. Es de estilo románico con algunos toques de gótico, y data de principios del siglo XIII. Habitada por una comunidad de monjes templarios, son muchas las leyendas y misterios que giran en torno a la misma. Uno de estos enigmas es que, si unimos en un mapa el punto de ubicación de la ermita con otros templos pertenecientes a la Orden del Temple, nos saldrá el dibujo de una cruz de malta.
Dentro del Parque encontraremos también zonas recreativas, como la de Agualino o la de La Fuente del Pino, esta última muy próxima a la localidad de Santa María de las Hoyas.
Además de contemplar sus bellos parajes, son muchas las actividades que se pueden llevar a cabo en el Parque. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que durante algunas épocas del año, el acceso a ciertas zonas de este espacio protegido, requiere de un permiso especial. También lo necesitaremos para algunas actividades en concreto, como las rutas a caballo o la espeleología. La escalada está absolutamente prohibida.
Son recomendables el senderismo, que nos permitirá realizar un sinfín de rutas, durante las cuales podremos ver los puntos más interesantes del Parque. Entre ellas, la Ruta del Pico Navas, la Ruta de las Dehesas, la Ruta de la Cantera, la Ruta del Castillo o la Ruta del Río Chico.
También podemos ir en bicicleta, para lo cual encontraremos caminos y pistas perfectamente señalizados.
El Parque posee una gran riqueza en cuanto a su fauna y su flora. En cuanto a esta última, destaca la vegetación de ribera, siendo abundantes los nenúfares, así como los chopos y sauces. También hay una gran cantidad de hierbas aromáticas, como el tomillo, el espliego o la salvia, y muchos ejemplares de árboles como las sabinas, los pinos o las encinas.
En cuanto a su fauna, es muy destacable la gran abundancia de aves. De hecho, el Parque está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves, que encuentran en los huecos de las paredes del cañón un refugio ideal para resguardarse. Hay una gran cantidad y variedad de especies, entre ellas el buitre, el águila real, la garza real, la lechuza o el mochuelo. Son también abundantes los reptiles, los anfibios y los peces, y, en cuanto a los mamíferos, es frecuente ver ejemplares de corzos, ardillas, comadrejas, nutrias, murciélagos o jabalíes.
