Quienes viajen hasta el Principado de Asturias para pasar unos días de descanso, o sencillamente un fin de semana, disfrutando de los hermosos paisajes que estas tierras nos ofrecen, no deberían dejar de acercarse a contemplar uno de los escenarios más peculiares que en ellas podemos encontrar. Se trata de la Playa de Gulpiyuri.
Lo primero que nos sorprenderá es el hecho de que no debemos buscar esta playa en el litoral, sino en el interior, tierra adentro y rodeada de las verdes praderas típicas de los atractivos paisajes asturianos, formando un rincón de una gran belleza, no en balde ha sido declarada Monumento Natural.
La Playa de Gulpiyuri se encuentra situada entre dos localidades muy turísticas y conocidas, Llanes y Ribadesella. El agua de mar la abastece, entrando en ella a través de un túnel existente en las rocas que la rodean, que llega hasta la costa, creado por la acción de la erosión y el paso de los años en la pared de un acantilado.
La playa es muy pequeña, así como muy poco profunda como es de suponer. Tiene una forma circular, con unos 50 metros de diámetro, y dista de la costa unos 100 metros. En ella se ha ido creando también con el tiempo una pequeña playa, compuesta por arena gruesa y de color dorado, un verdadero paraíso escondido entre rocas.
En esta curiosa playa podremos oír el curioso ruido que hacen las aguas del mar al pasar a presión por dentro del túnel, un sonido al que los asturianos le dan el nombre de “bufones”.
El acceso a Gulpiyuri puede hacerse a pie desde otra playa, también muy atractiva, como no podía ser menos si tenemos en cuenta que nos hallamos en el Principado de Asturias. Se trata de la Playa de San Antolín, que se sitúa en la población de Naves, un pequeño y tranquilo núcleo en el cual viven tan sólo 100 vecinos, y que fora parte del concejo de Llanes, del que le separan 14 kilómetros. El camino que lleva hasta la pequeña playa ronda los 500 metros.
Para los que vayan en coche, tendrán que llegar primero hasta la localidad de Naves y, una vez en esta población, coger la salida 313, hasta que se encuentren con la primera rotonda, en la que se debe coger la carretera que pasa por encima de la autovía, con el fin de pasar al otro lado de la misma. Se coge entonces un camino asfaltado, que se encuentra ya señalizado, con indicaciones de la playa que estamos buscando. Cuando éste termina es el momento de dejar el coche y seguir a pie por un sendero de tierra, por el cual se debe continuar, y que al cabo de unos 200 metros solamente ya nos permitirá ver la playa.
Cabe advertir que, durante la marea alta, puede decirse que la playa tiene una capacidad nula. Aunque, dado que tiene poca profundidad, no entraña ningún peligro, sí debe vigilarse y tener precaución en el momento en que comienza la marea baja, debido al fenómeno del desagüe de sus aguas.
Pese a ello, es una playa ideal para ir con niños, ya que sus aguas no les cubren y nunca hay oleaje en ella.
Se trata de una playa natural, por lo que no debemos esperar encontrar en ella ningún servicio.
Si visitamos esta playa no deberíamos perder la ocasión de visitar también los dos municipios vecinos, Llanes y Ribadesella, ambos muy atractivos, importantes puntos turísticos que atraen cada año a un elevado número de visitantes.
