Una de las zonas de la comunidad vasca más destacables por su variedad paisajística y por su importancia ecológica, sea quizás la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un espacio protegido que sobresale por su biodiversidad, y que se sitúa en la provincia de Vizcaya.
Esta reserva se encuentra en la comarca de Busturialdea, ocupando un espacio de 23.000 hectáreas. Se ubica en los atractivos escenarios del Golfo de Vizcaya, en el valle cruzado por el río Oca, y en ella nos asombrarán sus grandes contrastes paisajísticos, con abruptos acantilados frente a tranquilas playas, tupidos bosques y ríos de aguas cristalinas, que dejan fértiles vegas a su paso, así como también algunas marismas, de gran importancia medioambiental, especialmente para las aves acuáticas.
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En el corazón de este espacio encontramos la ría de Mundaka, que hace posible la existencia de la reserva. En su desembocadura, esta ría forma unos extensos arenales, cuya longitud es de 12 kilómetros. En ellos, se produce una mezcla de aguas, dulce y salada, que forman el humedal más importante de la comunidad vasca. Su importancia radica especialmente, como hemos mencionado, en que el lugar se ha convertido en el punto en el que descansan y pasan el invierno un gran número de aves migratorias que no son fáciles de ver en nuestro país, como el cormorán o la garza real. Por ello, este lugar está declarado también Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA)
Se recomienda, en la medida que sea posible, que la ría se visite en más de una ocasión y en diferentes momentos del día, para poder apreciar su belleza tanto en el momento en que hay pleamar como en la bajamar, ya que ofrecen aspectos muy distintos y vale la pena disfrutar de todos ellos. Así, durante la marea baja podremos apreciar en la desembocadura de la ría extensas playas que, a la hora de la pleamar, habrán desaparecido bajo las aguas.
Dentro de la Reserva encontraremos parajes maravillosos, como el Cabo Ogoño, con unas vistas espectaculares, o como, ya en el interior, el Bosque de Oma, un espacio que podríamos calificar de mágico, gracias a la mano del artista Joaquín Ibarrola, que lo llenó de color.
Otro punto interesante de la reserva lo constituyen las Cuevas de Santimamiñe, las cuales, durante los tiempos prehistóricos, eran morada de cazadores, que pintaban en sus paredes los animales que cazaban, dejándonos así una valiosa muestra de arte rupestre. En ellas se han encontrado también huesos y utensilios de esta remota época, de gran interés antropológico. Actualmente, las cuevas se encuentran cerradas al público.
La Reserva de Urdaibai, declarada como tal por parte de la Unesco, es un destino ideal para el turismo rural, ya que en ella no sólo se nos ofrecen un sinfín de posibilidades en cuanto a excursiones y rutas de senderismo, sino también en lo que se refiere a actividades al aire libre, ya que, al encontrarse la zona entre el mar y la montaña, nos permite ir en bicicleta, hacer rappel, escalar u otras actividades similares, pero también nos ofrece la posibilidad de practicar deportes náuticos como los paseos en barco, el surf, la vela o el buceo.
Mención aparte merecen las hermosas playas que forman parte de la reserva, entre las cuales encontramos también una gran variedad, ya que algunas son extensos arenales, mientras que otras son pequeñas calitas situadas junto a abruptos acantilados. Se trata de un total de 12 playas, cuyos nombres son: Playa de Alicante, Playa de Anzatxu, Playa de Kanalape, Playa de Laidatxu, Playa de Ondartzape, Playa de San Antonio, Playa de Toña, Playa de Antzoras, Playa de Ea, Playa de Laga y Playa de Lapatza.
Frente a estas playas podemos ver un buen número de pequeñas islas y de islotes, destacando la riqueza de sus fondos marinos. Entre ellos, sobresale la isla de Izaro, que es la de mayor tamaño, y que posee una importante colonia de aves marinas, la más importante de toda la comunidad. En otros tiempos, hubo en esta isla un convento perteneciente a la Orden de los Franciscanos, del cual quedan aún algunos vestigios. Se dice que San Antonio de Padua había visitado este monasterio.
Siguiendo con las islas, una bonita y peculiar excursión, diferente a las demás, podemos hacerla yendo hasta Sandindera, una pequeña isla que se ubica en la desembocadura del río Oca, y a la cual se puede ir andando en las horas de bajamar. Allí veremos los restos de una antigua ermita.
La reserva se encuentra rodeada por una cadena montañosa, y en diferentes puntos de la misma hay miradores desde los cuales se puede disfrutar de una panorámica excelente y espectacular de todo el espacio protegido. El más conocido es el mirador que se sitúa en la cima del Monte Oiz, con más de 1000 metros de altitud, desde el cual podemos tener una panorámica no tan sólo del País Vasco sino que, cuando el día está claro, la vista nos deja ver incluso la comarca del Moncayo, perteneciente a la provincia de Zaragoza.
No debemos dejar de visitar alguna de las interesantes localidades que se encuentran en el Valle del Oca, en el que nos hallamos, cuya capitalidad la ostenta el municipio de Gernika-Lumo, que es la principal población, alrededor de la cual se encuentran dispersados un gran número de pequeños pueblos y núcleos rurales.
