La costa azahar, al norte de la comunidad valenciana, es una provincia de gran potencial turístico. Limita con Tarragona al norte, con Valencia al sur, al este con el mar Mediterráneo y con Teruel al oeste.
El clima en esta provincia es genuino mediterráneo, de temperaturas suaves, sin grandes oscilaciones entre invierno y verano. La media anual se sitúa en los 17 grados y las lluvias se concentran en otoño y primavera para desaparecer en verano.
Cuenta con numerosos parques naturales de gran importancia que protegen paisajes de lo más diverso, desde una de las últimas franjas costeras vírgenes del Mediterráneo en Sierra de Irta, hasta el Desierto de las palmas, no por su vegetación muy abundante sino por el significado que le daban los monjes carmelitas como espacio espiritual.
La herencia árabe y extensos alcornocales también tienen cabida en sus espacios protegidos, como la sierra del Espadán.
Además de unas playas de increíble belleza, gracias a sus 120 km de costa, Castellón atesora sus propias islas, Columbretes son un conjunto de islas e islotes volcánicos tienen un alto valor ecológico y son Reserva Natural.
Las ciudades castellonenses conservan interesantes atractivos turísticos, en la capital, Castellón, se deben visitar algunos imprescindibles, como la basílica del Lledó, la catedral de Santa María, el edificio de correos o la torre campanario ‘el Fadrí’.
En el resto del territorio, también hay mucho por ver, como la Catedral de Segorbe, las Murallas de Morella, los yacimientos rupestres de Cova Remigia y el Castillo de Peñíscola son sólo un ejemplo de su riqueza patrimonial.
Típicamente mediterránea, la cocina castellonense aúna los productos del mar con los de las huertas y campos del interior, dando lugar a platos sabrosos y muy variados: son famosas las alcachofas de Benicarló, los langostinos de Vinarós, la paella, el queso de la región, Trochón y todo tipo de guisos marineros.