Casas rurales en Formentera

sus alrededores, como el Espalmador o el Espardell.

Con 69 kilómetros de un litoral repleto de playas de aguas transparentes y calitas de una gran belleza, muchos la consideran el último paraíso del Mediterráneo, debido a la tranquilidad de la isla, a sus impresionantes paisajes y a que no tiene la afluencia turística que hay en el resto de las Baleares, en parte gracias a sus habitantes, que han sabido compaginar el turismo con la protección del medio ambiente de la isla. Además, el hecho de que a ella sólo se pueda llegar en barco ha ayudado a ello.

El respeto a la naturaleza y a su propia cultura caracteriza a esta isla, que se ha convertido en destino vacacional de quienes buscan paz y descanso, lejos de fiestas y movidas nocturnas, siendo en esto la cara y cruz de la moneda con la vecina Ibiza.

Las playas de Formentera, con sus arenas blancas y sus aguas cristalinas, son de una belleza excepcional. En ellas se puede disfrutar de la tranquilidad, ya que su litoral no es de los que están llenos de hoteles y construcciones, y por tanto no existe la masificación de otros lugares, siendo muy fácil encontrar alguna calita en la que prácticamente no haya nadie. Esta apuesta de los habitantes por un turismo sostenible da sus frutos hoy en día, ya que disfrutan de un espacio paradisíaco.

De entre sus atractivas playas podemos citar algunas como Es Cavall d’en Borras, Es Calo, Llevant, Illetes, Es Pujols o Sa Roqueta.

Se trata de una isla de territorio muy llano, siendo su máxima altura el acantilado conocido como La Mola, que alcanza los 192 metros, y desde el cual podemos disfrutar de unas magníficas vistas.

En la isla hay 6 núcleos urbanos que vale la pena visitar, ya que se trata de poblaciones con mucho atractivo y encanto. Así, San Francisco Javier, sede de los servicios administrativos de la isla, un precioso pueblo blanco emplazado alrededor de su antigua capilla de Tanca Vella, y en el que podemos ver su Iglesia de San Francisco, una bella construcción del siglo XVIII o sus Molinos de Sa Miranda. O la Savina, un pequeño núcleo con un gran encanto, en el que encontramos su típico puerto de pescadores.

Los otros pueblos que se encuentran en la isla son Sant Ferran de ses Roques, el Pilar de la Mola, Es Caló de Sant Agustí y Es Pujols.

Un recorrido muy interesante que se puede hacer en Formentera es por sus faros, ya que durante el mismo no sólo podremos conocer la historia de cada uno sino que además podremos contemplar las más bellas panorámicas del lugar. Podremos visitar el Faro de la Mola, el Faro de Es Cap de Barbaria o el Faro de la Savina.

La gastronomía de la isla se basa en sus propios productos, y muchas recetas deben su origen al ingenio de los habitantes de otras épocas, cuando la isla prácticamente estaba sola y tenían que cocinar sólo con aquello que tenían aprovechándolos, además, al máximo. Así, nacieron exquisitos platos como el caldero de pescado con patatas, así como diferentes guisos, sopas y arroces en que los ingredientes principales son los pescados y mariscos de sus aguas y las verduras y hortalizas de sus huertas.

Cabe destacar asimismo productos como la sobrasada, el queso de oveja y de cabra o la miel y, en cuanto a los dulces, los buñuelos y el flaó, este último elaborado con azúcar, huevos y queso de cabra.