Casas rurales en Navalmahillo

localidades de Santiuste, Casas de Navancuerda y Santiago del Collado, a unas pocas decenas de kilómetros de la capital, la ciudad de Ávila.

ENTORNO

Navalmahillo es un pequeño pueblo que no tiene más que unas decenas de habitantes, pero éste es uno de sus grandes atractivos. Si pasamos unos días en esta localidad, podremos disfrutar de una paz y sosiego que hoy en día son prácticamente imposibles de encontrar. Además, tendremos la oportunidad de ver en primera persona cómo es un pueblo típico de Castilla y León, en cuyas calles emergen como principales protagonistas las casas de piedra.

Además, en el entorno más cercano de Navalmahillo se encuentran diversos sitios de interés turístico, que merece la pena nos acerquemos a conocer. Entre ellos, no podemos dejar de citar Piedrahíta (donde destaca el Palacio de los Duques de Laba), La Aldehuela y Avellaneda, en cuyo casco urbano destaca su iglesia de estilo románico.

Si preferimos disfrutar de la naturaleza, también podremos aprovechar nuestra estancia en Navalmahillo para subir a la Sierra de Gredos, un espacio natural único por su belleza y por su gran riqueza de fauna y flora, que incluye especies únicas. Además, no podemos olvidar que a pocos kilómetros se encuentra la estación de esquí de La Covatilla, perfecta para la práctica de deportes de invierno.

GASTRONOMÍA Y TRADICIÓN

Visitar Navalmahillo nos da una oportunidad única a los visitantes de saborear de primera mano los platos típicos de la gastronomía de la provincia de Ávila. Sus principales platos se basan en la carne del ganado que se cría en estas mismas tierras, los productos de la huerta castellana, los cereales y las legumbres. Todos ellos se guisan de manera muy sencilla, para que se pueda paladear cada uno de los sabores originales de todos los elementos que participan en el plato. La ternera, el cabrito y el cochinillo son algunos de los protagonistas principales de los platos genuinamente abulenses que nos servirán en Navalmahillo a la hora de comer.

Además, los platos tradicionales se acompañan del vino de estas tierras, de la fruta abulense (como las célebres cerezas del Valle del Jerte) y de dulces como las tradicionales Yemas. Todo un festín para el paladar.