Albarracín (Teruel): Qué ver y dónde dormir

Descubre qué visitar y qué hacer en Albarracín

Entre la sierra de Albarracín y los montes Universales y rodeada casi en su totalidad por el río Guadalaviar, el municipio de Albarracín es Monumento Nacional y uno de los pueblos más bonitos de Teruel. Su patrimonio histórico y la naturaleza que lo rodea hace que haya muchos lugares interesantes que ver en Albarracín.

Uno de los mayores puntos de interés son las murallas de Albarracín. Se puede subir hasta ellas desde tres caminos distintos, no tiene pérdida, y aunque el camino es algo duro por las cuestas, las vistas de todo el pueblo y de su entorno merecen la pena. Y como buena ciudad amurallada, Albarracín tiene un alcázar que se puede visitar y que está en muy buen estado de conservación. Empezando por el casco histórico, destaca su centro neurálgico, la playa Mayor. Como templo principal está la catedral de San Salvador, data del siglo XVI y llama la atención por sus dimensiones. La calle de Santiago es una de las principales arterias de la ciudad y alberga la esquina más fotografiada de Albarracín, tras un arco de piedra. Callejeando se puede apreciar la peculiaridad de sus casas con balcones y vigas de madera y escudos de piedra. Entre esos edificios hay bonitas casas señoriales como la Casa Azagra, conocida como ‘la casa azul’ por ser la única de ese color en todo el pueblo.

El encanto de Albarracín no termina con su casco histórico. Por los alrededores se puede recorrer el sendero fluvial por el río Guadalaviar que recorre el perímetro y donde hay puentes colgantes y miradores impresionantes. Albarracín también tiene una sede de Dinópolis, Mar Nummus, donde se descubren fósiles de la zona con más de 150 millones de años, cuando todo estaba cubierto por el mar de Tethys. Además, hay multitud de zonas naturales que ver en la sierra de Albarracín como el barranco de la Hoz-Río Blanco y la ruta que lo recorre, la cascada de Calomarde (también cascada batida o del molino viejo), el paisaje protegido de los Pinares de Rodeno con pinturas de arte rupestre levantino de entre el 6000 y el 2000 a.C. y el nacimiento del río Tajo.

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