Qué ver en la provincia de Ávila
Descubre qué visitar y dónde dormir en la provincia de Ávila
Descubre qué visitar y dónde dormir en la provincia de Ávila
La provincia de Ávila es una de las nueve que tiene Castilla y León y una de las menos pobladas de toda España. Sin embargo, su riqueza cultural y su entorno natural la hacen perfecta para el turismo rural porque hay mucho que ver en Ávila.
Antes de los romanos, la provincia estaba habitada por vetones y prueba de ello son los conocidos toros de Guisando, uno de los monumentos más importantes de Ávila. Ya que se visita El Tiemblo, no debe faltar un paseo por el bonito castañar del Tiemblo, un paraje especialmente bello durante el otoño. Además de este municipio, hay muchos pueblos que ver en Ávila como Arévalo, Madrigal de las Altas Torres, Pedro Bernardo y Las Navas del Marqués.
Pero si por algo destaca la provincia de Ávila es por sus espacios naturales. El Parque Regional de la Sierra de Gredos ocupa el sur de la provincia y tiene pueblos preciosos: El Barco de Ávila y su casco medieval, Candeleda, Hoyos del Espino con el paraje de La Chorrera y Arenas de San Pedro con el charco Verde, las piscinas naturales del río Arenal y las cuevas del Águila. Por la zona se pueden practicar deportes y recorrer rutas para conocer sus lagunas.
El otro espacio natural que hay que ver en Ávila es la Reserva Natural del Valle del Tiétar. En la casa del parque se pueden conocer todas sus peculiaridades, pero no hay que perderse el embalse del Burguillo, la garganta de Iruelas, el cerro de la Escusa y sus muchas rutas de senderismo. Aquí también hay pueblos bonitos como Navaluenga y sus piscinas del río Alberche, Piedralaves y la garganta del Nuño Cojo y El Barraco.
Y entre tanta visita y tanto recorrido para conocer los parajes naturales de la provincia, nada mejor que reponer fuerzas degustando alguno de los platos típicos de Ávila como el cochinillo y el cordero asado, sus carnes, los judiones del Barco de Ávila, el cocido morañego, la sopa castellana y las patatas revolcones para finalizar el menú con unas yemas de Santa Teresa caseras.