Potes (Cantabria): Qué ver y dónde dormir

Descubre qué visitar y qué hacer en Potes

A 100 kilómetros de Santander, lindando con Asturias y en la comarca de Liébana se encuentra uno de los pueblos más bonitos de Cantabria, Potes. Esta pequeña villa medieval del interior de la provincia mantiene intacto su encanto y reúne todas las bondades lebaniegas con los Picos de Europa de fondo y el río Quiviesa atravesando sus calles.

Tras recorrer el fascinante paisaje del desfiladero de la Hermida, se llega al pueblo de Potes. Su plaza es el centro neurálgico, repleta de comercios y bares, y alberga la torre del Infantado. Esta fortificación medieval del siglo XIV es el icono de Potes y tuvo muchas funciones (incluida la de cárcel) aunque actualmente es el Ayuntamiento. En el centro histórico se puede visitar la iglesia de San Vicente y pasear por bonitas callejuelas repletas de comercios locales de orujo y quesos. Otro de los símbolos es el puente de Potes, o los puentes, ya que como el río atraviesa el término municipal hay varios para cruzar de una orilla a otra. El más antiguo es Puente Nuevo y desde él se obtienen las fotografías más bonitas del pueblo con los Picos de Europa de fondo. Bajo estos puentes se puede pasear por las orillas del río Quiviesa.

A las afueras de Potes, a solo 2 kilómetros, está el monasterio de Santo Toribio de Liébana. Tras el de Santiago de Compostela, es el más importante para los peregrinos cristianos por albergar el trozo más grande de la cruz de Jesucristo. Cada 11 años se celebra el Año Jubilar Lebaniego y se puede realizar el Camino Lebaniego que parte desde San Vicente de la Barquera hasta el templo pasando por Potes.

Otro de los atractivos de la zona es el teleférico de Fuente Dé. En Camaleño, a 20 kilómetros, un teleférico te sube a más de 1800 metros de altura para obtener unas espectaculares vistas de los Picos de Europa. En 4 minutos se supera un desnivel de 700 metros y, además del paisaje, se puede disfrutar de dos rutas de senderismo. Hay que abrigarse y asegurarse de que no hay niebla antes de subir, pero merece mucho la pena.

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