Valldemossa (Illes Balears): Qué ver y dónde dormir
Descubre qué visitar y qué hacer en Valldemossa
Descubre qué visitar y qué hacer en Valldemossa
La localidad de Valldemossa está en la parte occidental de Mallorca, a solo 15 kilómetros de Palma de Mallorca y en plena sierra de Tramontana. Precisamente su situación es uno de sus mayores atractivos ya que, al estar rodeada de montañas y muy cerca del mar, tiene un encanto especial. Su larga historia hace que haya muchas cosas que ver en Valldemossa, uno de los pueblos más bonitos de Mallorca.
La Real Cartuja de Valldemossa es uno de sus monumentos más visitados. Es un impresionante conjunto en el que destaca la iglesia con frescos del cuñado de Goya y la antigua farmacia. También alberga diferentes colecciones de arte y, en la celda número 4 del monasterio, el museo Frédéric Chopin y George Sand. Junto a ella está el palacio del rey Sancho, regalado a loc monjes cartujos que lo convirtieron en parte del monasterio. Recorriendo sus calles empedradas se descubren edificios tan impresionantes como la iglesia de San Bartomeu o la casa natal de Santa Catalina Thomas, la única santa de la isla, y que ha sido convertida en una pequeña capilla. Por último, Costa Nord es un centro cultural contemporáneo ideal para los amantes del arte moderno, fundado por el famoso actor Michael Douglas que también tiene una finca a las afueras de Valldemossa.
La sierra de Tramontana ofrece muchos puntos de interés naturales cerca de Valldemossa. Uno de ellos es Puig des Teix, hasta el que se puede subir por una senda de 16 kilómetros para obtener unas vistas impresionantes. También se puede visitar el monasterio de Miramar, la ermita de la Santísima Trinidad o los miradores de Ses Puntes y del Puig de la Moneda.
Como bien pueblo costero, Valldemossa tiene un bonito puerto y una pequeña playa: cala Sa Marina. Sin embargo, para los visitantes que vayan buscando una cala realmente privada, hay que recorrer a pie unos 4 kilómetros desde el puerto de Valldemossa hasta llegar a Caló de s’Estaca. El paseo rodeado de encinas, aunque algo abrupto, merece la pena por esas aguas cristalinas y el entorno natural.