Opiniones de Casa Rural La Escuela del Río

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Desagradable experiencia. Al llegar a la casa nos recibe la propietaria, nos enseña la casa y procede al cobro de la cantidad que restaba por abonar más 100 euros de fianza. Todo bien, siendo la única incidencia destacable que al sentarnos sobre tres sillas de plástico de publicidad, que estaban al sol todo el día, se rompieron por la misma parte, afortunadamente sin más consecuencias; hecho que comunicamos al día siguiente a la propietaria. A la hora de salir el domingo por la tarde preguntamos a la dueña si va a venir a recoger las llaves y a revisar la casa por si está todo en orden, ante lo cual nos dice que no nos preocupemos, que dejemos las llaves en el sitio que nos indica y que devolvería la fianza al cabo de unos días una vez comprobara que todo está en orden. La sorpresa llega el día siguiente cuando nos dice que se ha encontrado que las ventanas de uno de los dormitorios en que dormían los niños estaban puestas del revés, es decir, hacia fuera, y que era imposible sacarlas para ponerlas en la posición correcta, por lo que iba a solicitar a un carpintero su reparación y que nos lo deduciría de la fianza (unos 50 euros o más), acusando a los niños de ello porque cuando nos estábamos instalando en la casa, y cito literalmente, estaban asomados por dicha ventana. Aprovecha además para decirnos que le extraña mucho lo de las sillas rotas, dudando de nuestra palabra, y que se ha encontrado chinos en la piscina. Pasados unos cuantos días, y tras varias discusiones telefónicas y amenazando con denunciarla, esta señora devolvió la fianza. Lo que nos ha ocurrido en este alojamiento no nos había pasado nunca, y hemos ido a unos cuantos. Todas las casas rurales a las que hemos ido han adolecido de algunas deficiencias, que siempre hemos pasado por alto visto el trato dispensado por los propietarios y el hecho de que, al fin y al cabo, se trata de pasar un buen fin de semana con la familia y amigos. Pero en esta ocasión no va a ser así, por lo que paso a relatar todo lo que no nos ha gustado de este alojamiento: - El estado de conservación de la piscina no es el más adecuado, habiéndonos producido varios roces en los pies a consecuencia de ello. Más que chinos en la piscina la propietaria debería decir chinitos, concretamente en la escalinata de entrada a la misma, como una especie de arenilla. - En el mismo recinto de la piscina no hay ninguna sombra; hamacas las que queráis, aunque tened cuidado vaya a ser que de darle tanto el sol también se rompan al sentarse en ellas. - El microondas funciona pero no da vueltas; o sea, que no funciona. - Si usas la ducha de la piscina se te corta el agua de, al menos, el lavabo de uno de los baños (no hicimos más pruebas en otros porque no le dimos importancia, pero como he dicho que iba a hablar de todas las deficiencias de la casa ahí lo dejo). - Te dicen que admiten animales pero luego no dejan que entren en la habitación a pesar de llevar cama propia, amparándose en que si entran luego otros inquilinos pueden ser alérgicos y se lía gorda (las habitaciones las limpiarán después de salir nosotros, ¿o no?). La opción que te ofrecen es que duerman al raso en un patio interior que hay en mitad de la casa, aunque llueva como pasó la noche del sábado. - No hay mosquiteras en ninguna de las ventanas, así que id haciéndoos a la idea de la noche que vais a pasar si no lleváis insecticida o similar. En conclusión: si la propietaria no nos hubiese culpado de los desperfectos que se encontró a nuestra marcha y no hubiera dudado de nuestra palabra no hubiese escrito esta reseña. Si los mismos hubiesen sido causados por nosotros no habríamos tenido ningún problema en reconocerlo y en abonar la cantidad que hubiera sido procedente, pero como no ha sido así dejo esta opinión por si a alguien le sirve de algo. Lo que sí recomiendo a los próximos inquilinos es que hagan fotos al llegar el primer día, por si ven algo reseñable de lo que puedan culparles cuando abandonen la casa (por ejemplo, en el frigorífico exterior hay algunas abolladuras que ya estábamos temiendo que también dijera que las habíamos hecho nosotros). Y espero que también sirva todo lo anterior para que la propietaria recapacite un poco y no sea tan ligera a la hora de culpar a los demás de unos hechos que no han cometido o que, si se han dado, es por causas ajenas a los mismos (como por ejemplo el tema de las sillas rotas). Un saludo.

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