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El turismo en Álava

turismo rural en Álava

Álava es la única de las tres provincias vascas sin costa, pero esto no es un inconveniente para aquellos amantes del mar, ya que el Cantábrico se encuentra a escasa distancia a través de Guipúzcoa y Vizcaya. Además, Álava cuenta con dos playas interiores: la de la Landa y la de Garaio, ambas en el embalse de Ullíbarri-Gamboa, el pantano más grande de Euskadi.

Álava presume de ser la provincia del País Vasco con mayor número de parques naturales, con el de Urkiola, Gorbeia, Valderejo y el de Izki, espacios donde se puede contemplar una buena muestra de la exuberante naturaleza vasca, con espectaculares desfiladeros, cimas rocosas, verdes llanuras y valles, y una riquísima fauna y flora.

El País Vasco es una comunidad con una amplia tradición montañista. Y aunque las cumbres de Álava no son muy elevadas, aquí podemos gozar de la belleza de sus pìcos más altos y, si practicamos el montañismo, de los retos que plantea su ascensión: el Gorbea con 1.482 m., el Aratz con 1.443 m. y el Palomares con 1.436 m. de altitud.

Pero existen otros lugares de gran interés para los amantes de la naturaleza y del turismo rural y activo, como por ejemplo el Valle Salado de Salinas de Añana, declarado Monumento Histórico; un paraje singular formado por sucesiones de terrazas escalonadas construidas en piedra, madera o arcilla, cientos de canales de agua salada que reparten el líquido por todos los rincones del valle, teñido de blanco por la sal cristalizada extraída desde nada menos que el siglo IX.

También merece la pena visitar el Jardín Botánico de Santa Catalina, ubicado sobre las ruinas de un convento del mismo nombre en Trespuentes, en el municipio de Iruña de Oca. Este jardín conserva más de 1.200 especies botánicas de los cinco continentes.

De ruta por los pueblos de Álava, destacan localidades como Artziniega, en el límite con Vizcaya, cuyo casco medieval fue declarado Conjunto Monumental; o Quejana y su conjunto monumental, formado por un antiguo convento de Dominicas, del siglo XIV, la Casa de los Ayala, el palacio y museo, y la Iglesia de San Juan.

También es interesante visitar la pequeña localidad de Villanañe, en la Cuadrilla de Añana, donde se halla la Torre-Palacio de los Varona, el conjunto fortificado mejor conservado del territorio y que es un bello ejemplo de la arquitectura civil medieval. O el casco antiguo de Salvatierra-Agurain, cuyo casco medieval fue declarado conjunto histórico, y las murallas que ordenó levantar en Antoñana en el año 1182 Sancho VI de Navarra ‘el Sabio’, declaradas Monumento Nacional del País Vasco.

También la capital, Vitoria, conserva un importante legado artístico y monumental, como la catedral de Santa María, la iglesia de San Pedro Apóstol o la basílica de San Prudencio de Armentia.

Si nos remontamos más atrás en el tiempo, encontramos los dólmenes de Aizkomendi, en Eguilaz; de Sorginetxe, en Arrízala, y La Chabola de la Hechicera, en Elvillar, además de castros como los de Lastra, en Caranca, y Buradón, en Salinillas de Buradón. En la Rioja Alavesa destaca el Poblado de La Hoya, un rico yacimiento arqueológico del primer milenio antes de Cristo.

Y ya de paso, precisamente en esta comarca podemos probar la sidra alavesa, el taxkoli (vino joven) o los vinos de denominación de origen Rioja Alavesa, que pueden acompañar a platos tan típicos como el cocido alavés, las patatas con chorizo, las chuletas de cordero al sarmiento o las truchas con jamón.