Sarria (Lugo): Qué ver y dónde dormir

Descubre qué visitar y qué hacer en Sarria

En el interior de la provincia de Lugo y a solo 30 kilómetros de su capital, Sarria es un pueblo muy importante tanto por su papel en el Camino de Santiago Francés como por patrimonio. Sarria es una de las paradas del Camino de Santiago, pero también es el punto de partida para aquellos que buscan realizar los últimos 100 kilómetros para conseguir la Compostela. Esto hace que haya mucho que ver en Sarria y que siempre tenga un ambiente estupendo sin caer en la multitud.

La zona antigua de Sarria está llena de encanto con casas de piedra bajas y calles estrechas con su aspecto original. La escalera Mayor o ‘escaleira da Fonte’ que data del siglo XIX es la que da acceso al casco histórico. El corazón del pueblo es la plaza del Mercado con la iglesia de Santa Mariña como protagonista, un templo de 1885 con su cruceiro típico gallego. Otro edificio religioso es la iglesia de San Salvador, pero son solo dos ejemplos, ya que hay muchos más.

Justo frente a la iglesia de San Salvador que acabamos de nombrar se encuentra la fortaleza de Sarria. Actualmente su estado es bastante deplorable, solo conserva una de sus cuatro torres, pero tiene unas vistas estupendas.

Otras cosas que ver en Sarria son el mirador de la cárcel y la prisión preventiva de Sarria, el hospital San Antón Abade que funciona como juzgado y que es solo uno de los muchos hospitales para peregrinos que hubo en Sarria, el monasterio de la Magdalena o convento de la Merced y el parque do Chanto rodeado de instalaciones municipales como las piscinas y las pistas deportivas.

Los peregrinos abandonan Sarria cruzando el puente o ponte da Áspera, una construcción del siglo XVIII que suplió a otro más antiguo y que inicia el camino hacia la siguiente parada del Camino de Santiago Francés: Portomarín.

A las afueras sigue habiendo importantes que ver en Sarria. Una de ellas es el monasterio de Samos, uno de los más importantes de Galicia y que cuenta con dos impresionantes claustros desiguales. Los monjes benedictinos que lo habitan todavía organizan visitas guidas por sus estancias.

VER MENOS