Son muchos los atractivos que la comarca de La Mancha ofrece al visitante, como su peculiar y bello paisaje, el encanto de sus pequeños pueblos, los muchos acontecimientos históricos importantes que en ella han tenido lugar y, consecuentemente, el importante legado artístico y arquitectónico que ha heredado, sus fiestas o su gastronomía.
Aunque son muchos los atractivos parajes que podemos visitar en esta interesante comarca, quizás el más emblemático de los mismos, convertido en todo un icono del lugar, lo encontramos en el municipio de Campo de Criptana, situado en la subcomarca de La Mancha Alta, dentro de la provincia de Ciudad Real.
Campo de Criptana es uno de aquellos pueblos que el viajero no debe dejar de visitar por poco que pueda. Se trata de una localidad que desprende un gran encanto, en la que el tiempo parece haberse detenido, con sus casas pintadas de blanco que contrasta con el añil de sus amplios zócalos, en las cuales encontraron refugio y vivieron muchos de los moriscos que fueron expulsados de Granada. Pasear por las calles del municipio nos llena de sosiego, y uno se siente en comunión con la misma naturaleza.
Pero Campo de Criptana nos guarda además un espectáculo sin igual: sus molinos de viento. Situada en pleno centro de la llanura manchega, por donde discurre tranquilamente el río Záncara, la localidad está presidida por una colina, conocida como Cerro de la Paz, donde se ubican un grupo de molinos de viento que conforman un bellísimo escenario, y debido a los cuales el lugar es conocido también como la Sierra de los Molinos.
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Dichos molinos tienen una importante peculiaridad que los distingue del resto de edificaciones semejantes que podemos encontrar en otros puntos de la geografía manchega, y es que se trata nada menos que de los molinos de viento de los que Miguel de Cervantes nos habla en el capítulo VIII de su obra cumbre “Don Quijote de la Mancha”. Son pues los molinos que el castellano hidalgo confundió con gigantes, y contra los cuales se lanzó en encarnizada batalla.
A pesar de que en el siglo XIX tenemos constancia de que existían en la localidad 34 molinos, actualmente el conjunto está formado por 10, que forman una imagen de gran belleza, cargada de historia e incluso podríamos decir que también de magia y fantasía. El paraje, con la silueta de los molinos recortándose en el cielo manchego, se ha convertido de hecho en una señal de identidad, no sólo de la comarca sino también de España, siendo una de las imágenes que fuera de nuestras fronteras identifican con nuestro país.
Todos ellos, como suele pasar con los molinos, tienen nombre propio, encontrándose también detallados en el catastro los respectivos nombres de quienes han sido sus dueños a lo largo de los siglos. Los molinos de Campo de Criptana están perfectamente conservados, habiendo sido restaurados algunos de ellos. Se pueden visitar por dentro, donde podremos no sólo contemplar su maquinaria original, sino que también recibiremos interesante información acerca de ellos, de cómo funcionaban y qué servicios prestaban, así como algo de la historia de cada uno de los mismos. Algunos están convertidos actualmente en museos. Cabe comentar que todos los sábados se pone en funcionamiento uno de los molinos para que podamos verlo en plena tarea, por lo que es aconsejable, por poco que se pueda, realizar la visita en este día de la semana.
Tres de estos molinos, los conocidos con los nombre del Molino Burleta, el Molino Sardinero y el Molino Infante, datan del siglo XVI, y han sido declarados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, estando declarado el conjunto que forma la totalidad como Monumento Histórico-Artístico.
Las visitas pueden realizarse cualquier día tanto por la mañana como por la tarde, excepto los domingos por la tarde y los lunes también por la tarde, en que los molinos permanecen cerrados.
Con el fin de familiarizarnos más con ellos, detallamos seguidamente los nombres de estos bellos molinos junto con algún dato de interés.
Molino Burleta: Construido en el siglo XVI, es conocido también con el nombre de “Burlapobres”, se supone que en referencia a las prácticas fraudulentas que en su época había realizado el molinero con sus clientes. Se ubica muy cerca del casco urbano de la localidad y se sabe que las ganancias del molinero eran de unos 468 reales al año. En su interior podemos ver toda la maquinaria original.
Molino Sardinero: También conserva su maquinaria original, y es el único que se sitúa dentro del casco urbano. Levantado asimismo en el siglo XVI, se cree que el nombre se debe al apellido de su primer propietario.
Molino Infante: Como los dos anteriores, data del siglo XVI. Se halla cerca del casco urbano, y su nombre procede del apellido Infantas, correspondiente a los propietarios, una de las más poderosas familias de la época. El molino estaba arrendado, y el molinero entregaba a los propietarios un tercio de los beneficios obtenidos.
Molino Culebro: Este molino alberga actualmente un museo dedicado a la actriz y cantante Sara Montiel, natural de Campo de Criptana.
Molino Inca Garcilaso: En su interior encontramos hoy en día una exposición informativa sobre los artículos de labranza a través del tiempo.
Molino Poyatos: En la actualidad, dentro de este molino se encuentra alojada la Oficina de Turismo.
Molino Cariari: En él podremos ver un gran número de contenidos temáticos relacionados con el prestigioso decorador de cine Enrique Alarcón, nacido en Campo de Criptana.
Molino Pilón: En este molino podremos encontrar una serie de contenidos temáticos referentes a uno de los prestigiosos productos manchegos, el vino.
Molino Quimera: Actualmente, este molino aloja contenidos temáticos que versan sobre el gran poeta chileno Vicente Huidobro.
Molino Lagarto: En el interior de este molino podemos encontrar también una serie de interesantes contenidos temáticos, que están todos ellos relacionados con la poesía.