Los pueblos medievales de Barcelona son tesoros históricos que en los que el tiempo parece haberse detenido. Suelen compartir características: calles empedradas y laberínticas con arquitectura tradicional, murallas centenarias y fortificaciones, iglesias góticas y casas señoriales. La provincia de Barcelona es una zona perfecta para descubrir la magia de la Edad Media.
A continuación, te ofrecemos una ruta por los pueblos medievales más bonitos de Barcelona distribuidos por toda la provincia y algunos de ellos situados cerca de Barcelona capital. Estos tesoros históricos ofrecen un escape perfecto para aquellos que buscan salir del ajetreo de la ciudad y sumergirse en la rica herencia medieval de la región.
Pueblos medievales de Barcelona
Cardona
Cardona es una joya medieval con una interesante historia a poco más de una hora de la ciudad de Barcelona, en la comarca del Bages. En la Edad Media, los duques de Cardona se convirtieron en la familia más importante, solo por detrás de la Casa Real, gracias a la riqueza obtenida por las minas de sal.
Su monumento más destacado es el castillo de Cardona, una fortaleza del siglo IX que combina los estilos románico y gótico y que fue mandada construir por Wifredo el Velloso. Además de ser uno de los mejores castillos de Cataluña, se puede visitar para conocer sus salas, su torre y la iglesia de San Vicente. A los pies del castillo está la villa ducal con sus callejuelas y sus casonas medievales. Todo su encanto parece haberse congelado. Pero sin duda, no hay que irse sin visitar la fuente de tanta riqueza: la mina o montaña de sal de Cardona aprovechada desde el Neolítico.
Rupit i Pruit
Tal y como se puede deducir por su nombre, Rupit i Pruit es un municipio barcelonés formado por los dos núcleos urbano que le dan nombre. Se sitúa a poco más de 100 kilómetros de Barcelona capital, en el corazón de la comarca de Osona y justo antes de llegar a Girona.
Lo que más destaca del pueblo es su buen estado de conservación, algo que le ha valido el título de Conjunto Histórico Artístico. Por eso, solo pasear por sus calles empedradas observando la arquitectural típica del medievo merece la pena. Sin embargo, también cuenta con un interesante patrimonio protagonizado por los templos religiosos: iglesias de San Juan de Fábregas, de San Lorenzo, de San Andrés y de San Miguel y el santuario del Far.
Rajadell
Este bonito municipio de la comarca de Bages está a una hora de la ciudad de Barcelona y a unos 15 kilómetros de Manresa. Como buen ejemplo de pueblo medieval catalán, su núcleo histórico se desarrolla en torno a una fortaleza gótica. ¿Lo mejor? No hay aglomeraciones, dado que no es muy conocido y solo cuenta con varios centenares de vecinos.
Obviamente, el principal monumento que ver en Rajadell es su castillo, el origen de su creación. Este edificio ha sufrido varias remodelaciones que impiden conocer con exactitud la fecha de su construcción, pero predomina es estilo gótico. Su ubicación sobre la colina hace que se tengan unas vistas impresionantes. Lo más simbólico que ver es su arquitectura popular, aunque también merece la pena visitar la iglesia de Sant Iscle y Santa Victòria y la villa romana de Sant Amanç.
Mura
Mura es uno de los pueblos medievales de Barcelona más cercanos a la capital, por lo que es la visita perfecta para comprobar los contrastes de la provincia. Todo lo que se hacía en la Edad Media está aquí: muros de piedra, tejados con tejas de barro artesanales, calles irregulares… Además, está en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l´Obac.
Como ejemplo de casco histórico medieval, el tamaño es reducido pero concentrado gracias a monumentos como la iglesia de Sant Martí, la ermita de Sant Antoni, los restos de su castillo, sus fuentes y su molino del siglo XI. Además, el entorno natural completa la visita gracias a las cuevas de Mura y al paraje de la Riera de Nesprés.
Tavertet
Aunque Tavertet es conocido por su ubicación, en lo alto de un peñasco y junto a un precipicio, también es considerado uno de los pueblos medievales más bonitos de Barcelona. Puede que su situación haya ayudado a la conservación de su casco histórico pero, en cualquier caso, este pueblo de la comarca de Osona a 100 kilómetros de la capital merece una visita.
Su núcleo urbano tiene tres calles principales empedradas repletas de casonas medievales. También se pueden encontrar monumentos de la talla de la iglesia de San Cristòfol de Tavertet como ejemplo de templo románico catalán. Para aprovechar las vistas al cercano pantano de Sau, nada mejor que un paseo hasta la Pla del Castell.
Bagà
El municipio barcelonés de Bagà no solo tiene las características típicas de un pueblo medieval, cuenta con el plus añadido de tener el encanto de las localidades de montaña del Pirineo. Su bonito casco urbano está rodeado por el entorno del Parque Natural del Cadí-Moixeró, por lo que lo tiene todo para ser visitado.
Su plaza mayor porticada es el mejor ejemplo de plaza medieval y el punto de partida ideal para un paseo por el tiempo. Aquí se encuentran el palacio de los Pinós y la iglesia gótica de Sant Esteve. Pero como buen ejemplo de la Edad Media, Bagá tiene el Museo Cátaro y Medieval que muestra la Ruta de los Hombres Buenos por la que los cátaros huían a Cataluña desde Francia.
Talamanca
Dentro de un espacio protegido y bien conservado, esas son las dos señas de identidad de Talamanca. Este pueblo está a unos 60 kilómetros de Barcelona, en la comarca de Bages y en pleno Parque Natural de Sant Llorenç del Munt l´Obac. Seguramente esta situación haya contribuido al buen mantenimiento de su estructura medieval.
Como casi todos los pueblos de la Edad Media, todo surgió con la creación de edificaciones alrededor de una fortificación y de un templo. En este caso, el castillo de Talamanca data del siglo X y la iglesia de Santa María de Talamanca del siglo XII con un claro estilo románico pese a sus remodelaciones. Otras cosas que ver, además de sus casas típicas y de sus calles empedradas, son la fuente de Talamanca y la capilla de Santa Magdalena. Aprovechando su entorno natural, cabe destacar los Ojos del Llobregat (o Tres Saltos), una presa natural formada por el río.
Súria
A una hora de Barcelona hacia el interior de la provincia, en plena comarca de Bages, Súria es uno de los pueblos medievales más bonitos por el excelente estado de conservación de su casco histórico. De hecho, uno de sus atractivos es el Poble Vell, un núcleo urbano secundario que surgió en los alrededores del castillo de Súria como villa fortificada.
Su trazado data del siglo X y todavía conserva puertas medievales, murallas, soportales y peculiares casas elevadas. Como no podía ser de otra manera, el castillo con su torre destaca sobre el resto de monumentos, pero no hay que restarle valor a otros ejemplos de la Edad Media como la iglesia del Roser o la casa de Cal Balager ocupada por la Oficina de Turismo. Además, por su pasado minero, Súria forma parte del Parque Geológico y Minero de la Cataluña Central.
Mapa pueblos medievales Barcelona
